viernes, 27 de mayo de 2011

El viaje de Kalilu


Kalilu Jammeh decidió un buen día recordar el horror y contarlo para evitar que otros africanos como él repitieran su hazaña: Llegar al paraíso europeo atravesando un auténtico infierno, minado por la maldad y la codicia humana. El viaje que muchos inmigrantes inician solo lo acaban un cinco por ciento que después de tanto sufrimiento se ven obligados a deambular por las calles del Occidente próspero, que gira la cara a su paso.

Sus ojos no engañan y, a pesar de su semblante tranquilo, en su mirada trasciende cierta tristeza y un cansancio acumulado difícil de superar ni en años y años de reposo. Porque Kalilu Jammeh vivió en tan solo 18 meses todo el horror y la miseria de la que la condición humana es capaz movida por la maldad y la codicia. Durante este tiempo, la muerte fue su compañera y la fe su fiel aliada en un viaje a las mismas entrañas del infierno que relata ahora en el libro “El viaje de Kalilu”, un estremecedor testamento en vida de su periplo desde su país, Gambia, hasta Europa, y que ha presentado en Valencia. 17.345 kilómetros recorridos en año y medio en busca del paraíso europeo atravesando desiertos, ciudades, montañas.. en un itinerario diabólico a pie, en autobús, coches, furgonetas, camiones…, y presenciando hasta seis muertes de compañeros de viaje, a la semana.

“Antes de salir de mi país, yo nunca vi la muerte y en mi viaje, llegué a acostumbrarme a ella”, explica en un español rudimentario pero comprensible. Puedo imaginar le resultará difícil hacer entender cómo un ser humano puede acostumbrarse a un compañero de viaje tan ingrato. Y es que Kalilu, en el transcurso de su trayecto veía día a día, como si de una rutina macabra se tratara, morir a su lado por diferentes motivos a hombres y mujeres jóvenes asesinados por los ladrones, de inanición, deshidratación, y cansancio extremo, picaduras de insectos y serpientes, violaciones, palizas, de locura, y un largo etcétera de ignominias en la más pura falta de respeto por la dignidad humana que propiciaban los llamados kocseur, especie de intermediarios que trafican con los inmigrantes entre diferentes países del continente africano.
Hay pasajes del libro de Kalilu difíciles de digerir y que, en ocasiones, logran que detengas la lectura ante tanto horror descrito. Cita Kalilu, por ejemplo, como abandonados a su destino en el desierto, tenían que beberse su propia orina para poder saciar la sed: “La vida humana vale bien poco en este viaje -explica-, solo la fe te ayuda para poder continuar”. La fe en su Dios musulmán y en esa Naturaleza que, a pesar de todo, lograba sorprenderle, mientras un manto negro se extendía por doquier: “Después de haber contemplado tanta muerte y miseria, el espectáculo que ofreció la salida del sol en el desierto fue un regalo para el alma”, relata Kalilu en la página 51 de su libro.
Este hombre de 38 años no tiene ahora otra obsesión más que hacer llegar su mensaje a cuantos africanos y africanas puedan oirle para convencerlos de que desistan en su decisión de viajar a Europa. “Los medios de comunicación solo cuentan el viaje en patera, cuando este es el final de un trayecto que está siendo un genocidio para todo un continente donde aumentan más y más las viudas y los huérfanos”, afirma tajante.
“Muchos de los que sobreviven deciden no recordar y olvidar para poder seguir viviendo, pero yo he optado por contar qué es lo que realmente pasa en memoria de todos esos compañeros que se quedaron en el camino y de los cuales nunca más se supo”, concluye Kalilu.

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