martes, 15 de diciembre de 2009
Pepe Llácer: El escultor constante (Segunda parte)
EL MATERIAL Y EL COLOR DE LOS SENTIMIENTOS
Dice Pepe Llácer que existe una relación muy especial entre los materiales y los colores, y ciertos sentimientos. Sus primeras esculturas mostradas conjuntamente con sus últimas pinturas en aquella primera exposición en la Galería Arte Madrid, en el año 1987, eran pequeños objetos cotidianos y bodegones realizados en hierro y madera. Pero el artista ha sabido ir más allá y durante todos estos años han pasado por sus manos otros materiales como el zinc, el cobre, el fibrocemento, el yeso y el latón, y, además, su paleta de colores de pintor se abre cuando la ocasión lo requiere.
“Valoro muchísimo el material desde esa perspectiva del color. La luminosidad, por ejemplo, que pueda dar cierto material como el metal o la calidez del cobre, en ese rojizo caluroso que expande…Hay una relación maravillosa entre los materiales y ciertos sentimientos y mis cambios de material vienen determinados por una necesidad de expresión o por una apetencia ya que encuentras que necesitas ese tipo de luz determinada que te proporciona calor o la frialdad de otros”.
…………DE LA VALENCIA FRONTERIZA
“Valencia siempre me ha gustado porque aúna la influencia árabe con esa vertiente de ser fronteriza entre el norte y el sur. Contiene esos dos elementos: por una parte mantiene ese aspecto evolucionado hacia el norte, pero mira de reojo al sur en su arraigo a la calle. Aún así, yo cuando he viajado fuera no he ido ni de valenciano, ni de español y, de hecho, nunca me han asociado con España. No se si será por mi manera de entender, o de decir o mi aspecto físico. Esto para mi es interesante por cuanto el arte no ha de tener una acotación de territorio. Ha de ir más allá. El arte es internacional. No quiero que se me identifique como valenciano, así porque sí. Yo soy artista y así me han visto cuando he estado fuera”.
AL BARRIO DE RUZAFA…………
“A finales de los noventa, me relaciono con gente del Teatro y la Danza. Entro a formar parte de la sala Marlow, un trabajo que me permitía vehicular las distintas artes y, de hecho, intervengo en espectáculos con Julia Greco, haciendo atrezos y pequeñas cosas teatrales, también hago alguna intervención. Mi motivación era estar ahí, aunque con el tiempo lo tuve que dejar porque la economía no funcionaba. Fue entonces cuando contacto con un amigo que tenía estudio en el barrio de Ruzafa y a través de él se de este local que ahora es mi estudio. Otra gente se sumó al proyecto y hoy en día es mi estudio y el de Curro Canovese, al tiempo que se ha constituido como una asociación cultural donde tienen cabida todo tipo de espectáculos”.
IMAGINARIO Y OBSESIONES DE ARTISTA
“Yo siempre pienso que llevo haciendo más o menos lo mismo, pero que le cambió la cara porque me aburro. Mis planteamientos son muy parecidos. Puede haber una evolución porque las cosas llegas a verlas de manera diferentes con el tiempo, pero en el fondo siempre giro en torno a las mismas obsesiones o planteamientos que perduran en el tiempo porque es una manera de entender la vida”.
Y esas obsesiones, ese cometido o sino en la vida que Pepe Llácer entiende pasan por encontrar un sentido, por entender y expresar la vinculación del ser humano en la Naturaleza, la eterna pregunta del porqué estamos aquí y como nos desenvolvemos. Al artista le interesa el ser humano, el espacio en sí mismo, el paisaje, los exteriores y también los propios interiores de edificios, viviendas, el espacio donde uno habita.
“Creo que cualquier cosa me puede influir, aunque siempre tengo una acotación, esa línea de trabajo donde hablo del ser humano, del entorno, del paisaje…Me gusta el intercambio porque el aprendizaje es ese poder recibir todo lo que te entra para filtrarlo y, de ahí surgen mis obsesiones, aunque no soy especialmente obseso. Pero insisto, tengo mis acotaciones: la relación del ser humano con su espacio pero dentro de este concepto tienen cabida todo aquello que ocurre en este mundo y porque no, del otro también si tuviéramos más informaciones sobre lo que pasa más allá”.
Y sí, cuando a Pepe Llácer le preguntas sobre las influencias de otros artistas en su arte, no sabe qué contestarte. Sus esculturas sobre la Literatura y la Escritura vinieron dadas por su relación con escritores y las esculturas elevadas, surgieron de su trabajo con un coreógrafo.
“De repente quise hacer esculturas grandes porque la propia escultura me lo pedía. La serie de mecanos nació por mi deseo de materializar la idea de lo efímero, lo que aparece y desaparece como por arte de magia. Lo ves y ya no lo ves. La escultura desapareció. Son enormes y luego se convierten en nada. ¿Influencias? Podría ser el proceso al que se somete el nómada que va recorriendo los caminos, monta su tenderete y lo desmonta…¿Otra influencia? El sentido del viaje entendido como trashumante”.
Y el arte, expresión intelectual de la emoción, según Pessoa, pero también para Pepe esa entrada al vacío, ese aprender viajando previamente a los infiernos propios y ajenos. En definitiva, esa provocación de la caída para, así, llegar al conocimiento
“El arte es algo que me permite divertirme, al tiempo que me expreso y me comunico. La proyección del arte y del artista en sentido amplio te permite plantearte, cuestionarte a ti mismo (autoconocimiento) y a los demás y, por tanto, es una gran responsabilidad. Solo puedo decir que mi relación con el arte es sincera, de verdad, y que tiene como objetivo ofrecer lo mejor de mi mismo”.
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