viernes, 8 de julio de 2011
Chano Domínguez, un gran pianista
Es uno de los más importantes y reconocidos pianistas de jazz latino y flamenco de nuestro país. Ha actuado y colaborado con artistas de la talla de Wynton Marsalis, Paquito D’Rivera, Elian Elias y Chucho Valdés. Hace seis años creó uno de sus proyectos más ambiciosos: la ‘New Flamenco Sound’, una formación de más de diez músicos que fusionan en sus temas el jazz con el flamenco. El Festival de Jazz del Palau de la Música acoge la actuación de esta banda, dirigida por el pianista gaditano.
- No es la primera vez que pisa el escenario del Palau. Si no recuerdo mal ya antes estuvo con ‘Presuntos Implicados’, Martirio y Paquito D’Rivera...
-Efectivamente, y porque conozco el Palau se que este auditorio es perfecto para el concierto con la ‘New Flamenco Sound’. Resulta complicado reunir a los diez músicos que conforman la banda, ya que tienen otras actividades al margen pero, después de un paréntesis de conciertos, nos volvemos a reunir. Los temas que vamos a tocar contienen elementos actuales, de música electrónica unida al cante flamenco y el jazz. A veces, ni nosotros sabemos dilucidar cuando empieza el flamenco y acaba el jazz, y viceversa. Entrelazamos los dos lenguajes en todos los temas que tocaremos.
-¿Qué tienen en común el jazz y el flamenco?
- En la superficie no tienen nada que ver pero, si profundizas, encuentras que tienen mucho en común, ya que ambos han nacido de la necesidad de expresión de pueblos que han sido nómadas, que han ido caminando hasta conseguir tener su propia personalidad. La necesidad de expresar les une.
-Usted es un caso singular. A diferencia de lo que se pueda pensar, empezó con la guitarra y, aunque el flamenco siempre estuvo presente, le hizo guiños al rock hasta llegar al jazz. ¿Cómo se gestó esta evolución?
- Mis padres siempre fueron muy aficionados al flamenco. Cayó en mis manos la guitarra y de ahi pasé al teclado y luego al piano. En aquel momento comenzaba el rock sinfónico, el rock andaluz y ese fue mi primer contacto con la música tradicional. Mezclabamos ritmos, hacíamos improvisaciones y, poco a poco, me fui acercando al jazz, nacido de la fusión con el rock. En definitiva, a lo largo de mi trayectoria, he pasado por diferentes estilos. Soy un músico muy ecléctico, no quiero encorsetarme, aunque he de reconocer que el flamenco siempre ha sido una constante en mi carrera. Me gusta salirme de los esquemas porque, de esta manera, nos enriquecemos todos.
-Esa carencia de corsés artísticos ¿puede que sea fruto de un aprendizaje musical autodidacta como el suyo?.
- Posiblemente. Cuando uno no se forma a través de un método pedagógico concreto y al margen de un Conservatorio de Música, siguiendo un camino propio y en solitario, consigues dotarte de una libertad creativa que de otra manera resultaría difícil tener.
-En ese dejarse llevar por el flamenco, investigando nuevas formas expresivas dentro de la música surge su último disco ‘Piano Ibérico’, en el que recrea obras de Albéniz, Falla, Granados y Mompou.
- Si, se trata de un trabajo fruto de esta búsqueda mía en el lenguaje del flamenco y el piano. Encuentro que estos músicos hicieron un trabajo maravilloso a la hora de recoger la música de la calle y adaptarla al piano clásico. Son una fuente de inspiración grandísima en cuyo aprendizaje he estado años enfrascado.
-No puedo dejar de preguntarle por su amiga Martirio, con la que ha hecho dos discos. Le ha sido ‘infiel’ ahora con el gran músico cubano José María Vitier.
- Y yo encantado (rie) de que haya hecho un disco con el gran Vitier. La última vez que hablamos bromeamos con la idea porque siempre hacemos un disco cada ocho años y ya toca ...Solo le puedo decir que no hay dos, sin tres.
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