martes, 29 de diciembre de 2009
Los tres pequeños cuadros de Sorolla
Hasta 282.000 visitantes ha registrado en Valencia la exposición "Visión de España. Sorolla en las colecciones de la Hispanic Society of America y de Bancaja", desde su apertura el pasado uno de octubre. Y precisamente debido a ese éxito de asistencia, sus responsables han decidido prorrogarla otros dieciocho días más hasta el próximo 28 de enero. Yo he sido de las que ha dejado casi para el último momento la visita y ya me arrepiendo porque vale la pena francamente contemplar una y mil veces la majestuosidad de unos cuadros que, en determinados casos como "Castilla, la fiesta del pan", llegan a alcanzar proporciones desmesuradas.
Creo que es precisamente este hecho el que llama la atención del público que sale de allí estupefacto ante dimensiones tan espectaculares que requieren cierta perspectiva para apreciar detalles y descubrir elementos que a palmo, pasarían desapercibidos. De todos es sabido ya que la mayor parte de las obras que conforman la exposición fueron encargadas en 1911 a Sorolla por el hispanista norteamericano Milton Huntington para que formaran parte de las salas de la Hipanic Society, fundada a principios del siglo XX con la intención de mostrar la cultura española en los Estados Unidos. Estas obras debían ubicarse en la Biblioteca del centro americano que, con el tiempo, formaron parte de la denominada "Sala Sorolla".
No voy a descubrir ahora aca la genialidad y lo gran pintor que fue Sorolla, expertos e investigadores habrán que lo hagan, pero sí daré mi propia visión de la exposición y lo asombrada que me fui al reparar en que verdaderamente fue un auténtico genio capaz de realizar monumentales pinturas y otras del tamaño de la palma de una mano, tan grandiosas como las primeras. Y es que yo, a diferencia de lo que se pueda esperar, quedé paradojicamente, impresionada ante la visión de tres cuadros chiquitos que me llamaron poderosamente la atención entre tanto derroche de pintura.
Son tres cuadritos de unos 16 por 22 centímetros, aproximadamente cada uno, que el artista realizó simultáneamente a los de la Hispanic Society y que forman parte de la colección de Bancaja. Quizá la entidad financiera ha aprovechado la ocasión para incluirlos dentro de esta muestra pero, bien es cierto, que llegan a pasar desapercibidos para el público que queda impactado, como he dicho, por los otros cuadros de mayor formato.
Pues bien, estos tres cuadritos recogen escenas cotidianas de principios de siglo en las playas de San Sebastián, La Concha, y Biarritz y son de una modernidad tal que agrandan aún más, pese a su reducido tamaño, el genio artístico que fue Sorolla. Ya digo, quedé impactada de ver estas tres pequeñas muestras de grandiosidad artística rabiosamente moderna entre la majestuosidad costumbrista de las obras de la Hispanic.
Así que mi enhorabuena especial para el comisario de esta muestra que ha tenido a bien introducir estos tres cuadros para deleite de algunos que como yo también disfrutan con el arte de reducidas dimensiones y gran contenido artístico.
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